Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán
El Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán, es un museo arqueológico peruano inaugurado en el año 2002, está ubicado en la ciudad de Lambayeque localizada en el Departamento de Lambayeque. Su diseño arquitectónico se ha inspirado en las antiguas pirámides truncas de la preincaica cultura mochica, (siglo I al VII d. C.). El museo concentra más de dos mil piezas de oro.
El propósito del museo es mostrar la tumba del Señor de Sipán, que fue hallada en 1987 por los arqueólogos peruanos Walter Alva Alva y Luis Chero Zurita. Entre sus piezas se encuentran joyas, cerámicas y ajuares funerarios.
El hallazgo de las Tumbas Reales del Señor de Sipán marcó un importante hito en la arqueología del continente, porque por primera vez se reveló la magnificencia y
majestuosidad del único gobernante del antiguo Perú encontrado hasta esa fecha.
Características del museo
La estructura, en un área techada de 3.156,45 m², tiene tres pisos. El acceso es a través de una rampa de 74.21 metros de largo, tal y como se accedía a los antiguos templos moches. Dicha pendiente conduce al tercer piso. La visita se realiza de arriba hacia abajo reviviendo la experiencia del descubridor del Señor de Sipán. Desde el segundo piso, se observa la réplica exacta de la cámara funeraria del antiguo dignatario moche llamado el Señor de Sipán y saber cómo fue su cultura, sus logros tecnológicos y su pensamiento sobre la muerte, entre otros aspectos.
Descripción
El Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán fue inaugurado en el año 2002. Su diseño arquitectónico está inspirado en las antiguas pirámides truncas de la preincaica cultura mochica.
El museo cuenta con más de dos mil piezas de oro. Su propósito es mostrar la tumba del Señor de Sipán, hallada en 1987 por los arqueólogos peruanos Walter Alva y Luis Chero. El hallazgo marcó un importante hito en la arqueología peruana, porque por primera vez se reveló la magnificencia y majestuosidad del único gobernante del antiguo Perú encontrado hasta esa fecha.
El edificio tiene una superficie de más de tres mil metros cuadrados, distribuida en tres pisos. Se accede a través de una rampa de más de setenta metros de longitud, tal y como ocurría en los antiguos templos moches. La visita tiene un recorrido descendente.
Desde el segundo piso, se observa la réplica exacta de la cámara funeraria del noble guerrero moche llamado el Señor de Sipán. En esta estructura con reminiscencias prehispánicas el visitante se sumerge en el contexto de la época, a través de objetos, paneles y proyecciones.
El centro del museo contiene la Sala Real Mochica donde se encuentra el Señor de Sipán con su vestimenta de guerrero y pectoral de oro y otras joyas del mismo metal. Alberga la cámara funeraria del antiguo gobernante junto a ocho esqueletos de sus acompañantes, todos con sus respectivas vestimentas originales. En esta sala real mochica, unos treinta maniquíes representan el entorno político. Diez de los cuales han sido articulados, por lo que están en movimiento durante la visita. Es una reconstrucción exacta de lo que fue la magnificencia de la corte real del guerrero moche, representando fielmente lo que fue un séquito mochica. También se pueden ver los ornamentos recuperados del sepulcro, como es el caso del protector coxal de oro, entre otros importantes objetos.
Las más de 400 joyas del gobernador moche están colocadas en vitrinas blindadas. Para garantizar su conservación, el ambiente es oscuro y sólo hay luz dirigida. Entre las piezas del dignatario mochica destacan estandartes de cobre dorado sobre tela, corona de cobre dorado con símbolos reales, pectorales de conchas, orejeras de oro y turquesas, sonajeras de oro, tocado de algodón y adornos en plumas.
En uno de los pisos se exhiben otras piezas de oro, cobre y sobrios tejidos, entre las cuales se destacan orejeras de oro y turquesa, una imagen felina completa, un pectoral de oro confeccionado con caracoles, varios estandartes, una sonajera de oro con la figura de un degollador y un pectoral de cobre.
Finalmente, se hace referencia a las recuperaciones y la tumba saqueada, donde se presentan ornamentos, joyas y partes de los atuendos recuperados.
Las vitrinas destinadas a la tumba saqueada exponen las piezas de oro y cobre dorado rescatadas por la Policía Nacional del Perú, en febrero de 1987, que marcaron el inicio de la investigación arqueológica y decidieron la intervención de los arqueólogos para salvar del saqueo y destrucción este monumento y el valioso contenido de sus majestuosas Tumbas Reales.
El museo cuenta con más de dos mil piezas de oro. Su propósito es mostrar la tumba del Señor de Sipán, hallada en 1987 por los arqueólogos peruanos Walter Alva y Luis Chero. El hallazgo marcó un importante hito en la arqueología peruana, porque por primera vez se reveló la magnificencia y majestuosidad del único gobernante del antiguo Perú encontrado hasta esa fecha.
El edificio tiene una superficie de más de tres mil metros cuadrados, distribuida en tres pisos. Se accede a través de una rampa de más de setenta metros de longitud, tal y como ocurría en los antiguos templos moches. La visita tiene un recorrido descendente.
Desde el segundo piso, se observa la réplica exacta de la cámara funeraria del noble guerrero moche llamado el Señor de Sipán. En esta estructura con reminiscencias prehispánicas el visitante se sumerge en el contexto de la época, a través de objetos, paneles y proyecciones.
El centro del museo contiene la Sala Real Mochica donde se encuentra el Señor de Sipán con su vestimenta de guerrero y pectoral de oro y otras joyas del mismo metal. Alberga la cámara funeraria del antiguo gobernante junto a ocho esqueletos de sus acompañantes, todos con sus respectivas vestimentas originales. En esta sala real mochica, unos treinta maniquíes representan el entorno político. Diez de los cuales han sido articulados, por lo que están en movimiento durante la visita. Es una reconstrucción exacta de lo que fue la magnificencia de la corte real del guerrero moche, representando fielmente lo que fue un séquito mochica. También se pueden ver los ornamentos recuperados del sepulcro, como es el caso del protector coxal de oro, entre otros importantes objetos.
Las más de 400 joyas del gobernador moche están colocadas en vitrinas blindadas. Para garantizar su conservación, el ambiente es oscuro y sólo hay luz dirigida. Entre las piezas del dignatario mochica destacan estandartes de cobre dorado sobre tela, corona de cobre dorado con símbolos reales, pectorales de conchas, orejeras de oro y turquesas, sonajeras de oro, tocado de algodón y adornos en plumas.
En uno de los pisos se exhiben otras piezas de oro, cobre y sobrios tejidos, entre las cuales se destacan orejeras de oro y turquesa, una imagen felina completa, un pectoral de oro confeccionado con caracoles, varios estandartes, una sonajera de oro con la figura de un degollador y un pectoral de cobre.
Finalmente, se hace referencia a las recuperaciones y la tumba saqueada, donde se presentan ornamentos, joyas y partes de los atuendos recuperados.
Las vitrinas destinadas a la tumba saqueada exponen las piezas de oro y cobre dorado rescatadas por la Policía Nacional del Perú, en febrero de 1987, que marcaron el inicio de la investigación arqueológica y decidieron la intervención de los arqueólogos para salvar del saqueo y destrucción este monumento y el valioso contenido de sus majestuosas Tumbas Reales.
ARQUITECTURA
El edificio del museo fue concebido como una gran pirámide trunca de concreto armado, inspirada en los antiguos santuarios Mochicas. El concepto arquitectónico se basó en la evocación histórica de esta cultura. La estructura volumétrica está basada en prismas, formando una combinación de pirámides truncas y agudas que recuerdan montañas y santuarios. Los prismas del volumen se definen mediante bruñas longitudinales inspiradas también en los paneles verticales y modulares de la típica arquitectura Mochica.
En los cinco espacios culminantes y centrales se colocaron reproducciones de gran formato de los estandartes metálicos descubiertos en las Tumbas Reales de Sipán. El color rojo del edificio está tomado de las antiguas fachadas Mochicas donde también se combina el amarillo ocre de las bruñas.
Considerando las necesidades de acceso, circulación y secuencia museográfica, el ingreso se realizo por el tercer piso para presentar la exposición de testimonios arqueológicos, de los más recientes a los más antiguos y de los temas generales a los particulares.
El ingreso al edificio del museo, es a través de una larga rampa en forma de L, de gran armonía en sus 58 m. de extensión, que impone también una suerte de acceso ritual al Museo – Mausoleo y recrea el espíritu de los templos Mochicas.
El espacio destinado para la visita del museo abarca 2448 m2, distribuidos en tres niveles, dentro de los que se incluye el área de exposición, una sala de proyecciones y tres almacenes interiores climatizados.
El diseño arquitectónico y el manejo museográfico de los espacios fueron una generosa contribución del arquitecto Celso Prado Pastor, en una permanente coordinación con Walter Alva director del museo.
El edificio del museo fue concebido como una gran pirámide trunca de concreto armado, inspirada en los antiguos santuarios Mochicas. El concepto arquitectónico se basó en la evocación histórica de esta cultura. La estructura volumétrica está basada en prismas, formando una combinación de pirámides truncas y agudas que recuerdan montañas y santuarios. Los prismas del volumen se definen mediante bruñas longitudinales inspiradas también en los paneles verticales y modulares de la típica arquitectura Mochica.
En los cinco espacios culminantes y centrales se colocaron reproducciones de gran formato de los estandartes metálicos descubiertos en las Tumbas Reales de Sipán. El color rojo del edificio está tomado de las antiguas fachadas Mochicas donde también se combina el amarillo ocre de las bruñas.
Considerando las necesidades de acceso, circulación y secuencia museográfica, el ingreso se realizo por el tercer piso para presentar la exposición de testimonios arqueológicos, de los más recientes a los más antiguos y de los temas generales a los particulares.
El ingreso al edificio del museo, es a través de una larga rampa en forma de L, de gran armonía en sus 58 m. de extensión, que impone también una suerte de acceso ritual al Museo – Mausoleo y recrea el espíritu de los templos Mochicas.
El espacio destinado para la visita del museo abarca 2448 m2, distribuidos en tres niveles, dentro de los que se incluye el área de exposición, una sala de proyecciones y tres almacenes interiores climatizados.
El diseño arquitectónico y el manejo museográfico de los espacios fueron una generosa contribución del arquitecto Celso Prado Pastor, en una permanente coordinación con Walter Alva director del museo.
Prendas
Las más de 600 joyas del gobernador moche están colocadas en vitrinas blindadas. Para su conservación, el ambiente es oscuro y sólo hay luz dirigida. Entre las piezas del dignatario mochica destacan estandartes de cobre dorado sobre tela, corona de cobre dorado con símbolos reales, pectorales de conchas, orejeras de oro y turquesas, spondylus, sonajeras de oro, tocado de algodón y adornos en plumas.
En uno de los pisos se exhiben otras piezas de oro, cobre y sobrios tejidos, entre las cuales se destacan orejeras de oro y turquesa, una imagen felina completa, un pectoral de oro confeccionado con caracoles, collares de oro con representaciones de maníes, varios estandartes, una sonajera de oro con la figura de un degollador y un pectoral de cobre.
Centro de Cultura
En el espacio restante del terreno habrá un pabellón que represente todas las culturas del norte del Perú, es decir el gran circuito desde Piura hasta La Libertad pasando por Amazonas y Cajamarca. Más adelante se pretende crear un centro cultural donde se edifique una biblioteca, un jardín botánico con la contribución de los mochicas con sus cultivos alimenticios, industriales y medicinales, un pequeño zoocriadero con fauna típica de la época y finalmente una especie de museo vivo, donde se reconstruirá una pirámide moche y sus barrios artesanales, a fin de que cualquier visitante sienta que puede transportarse a la época de los moches e ingresar al mundo de antaño. En conclusión, lo que se obtendrá es un museo planificado para los próximos 100 años. Para el arqueólogo Walter Alva este monumento cultural es el Museo del siglo XXI.
Visitas Turísticas
El museo puede recibir 300 visitantes por hora. Está abierto diez horas diarias, de martes a domingo.
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